India tomó fuertes represalias contra Pakistán luego de un ataque en Cachemira administrada por India, que dejó 26 muertos, en su mayoría turistas. El gobierno indio suspendió un tratado vital de distribución de aguas, cerró un importante cruce fronterizo y redujo sus vínculos diplomáticos, responsabilizando a Pakistán por vínculos “transfronterizos”, aunque no presentó pruebas.
El atentado, reivindicado por un grupo desconocido llamado Resistencia de Cachemira, fue el más letal contra civiles en años. Los atacantes, disfrazados de soldados, interceptaron a los turistas en la zona de Pahalgam, les exigieron recitar versos islámicos y asesinaron a quienes no pudieron hacerlo. Pakistán rechazó las acusaciones de apoyar el terrorismo.
Como respuesta, India expulsó diplomáticos pakistaníes, retiró a los suyos de Islamabad y redujo la presencia diplomática. También suspendió el Tratado de Aguas del Indo, vigente desde 1960 incluso en tiempos de conflicto. Tras el ataque, miles de turistas comenzaron a abandonar la región por miedo, pese a que el gobierno venía promoviendo el auge del turismo en Cachemira.
Líderes internacionales como EE. UU., Reino Unido y China condenaron el ataque. El primer ministro Narendra Modi interrumpió su visita a Arabia Saudita para gestionar la crisis, mientras que la vicepresidenta de EE. UU., de visita en India, también repudió el atentado. El hecho se suma a la creciente tensión tras la revocación de la autonomía de Cachemira en 2019 y las políticas represivas aplicadas desde entonces.